Recreaciones de Yuri Andrujovich

Recreaciones de Yuri Andrujovich

«Vamos a brindar porque existimos, tíos, viva a vosotros por existir, ¡salud!»

Yuri Andrujovich

Imagen: Rafał Komorowski, CC BY-SA 4.0 , vía Wikimedia Commons

«En el carnaval no hay espectadores, todos participamos.»

Club de lectura El Palomar

Para hacer el cierre de Recreaciones de Yuri Andrujovich, se propone dar lugar a las interpretaciones polifónicas sobre la lectura, teniendo en cuenta que en las obras escritas desde el siglo XX hasta la actualidad, se ha optado por contar y representar el mundo de maneras diferentes a la estructura aristotélica (inicio, nudo, desenlace).

Esto último, a raíz del nacimiento de las vanguardias en el arte, de las cuales se derivan vanguardias literarias como la poesía cubista, caracterizada por la presencia de múltiples voces en los relatos; por medio de las cuales se intenta contar todo lo que está pasando en un mismo instante. Estas nuevas estructuras generan nuevos quiebres y nuevas preguntas presentes en la historia referenciada.

Es quizás por lo anterior que se presentaron barreras de desconexión y falta de voluntad para continuar leyendo el libro, debido a percepciones negativas como el hecho de que la historia pareciera una simple conversación inconexa de borrachos.

Aun así, quienes abordaron la obra completa, quedaron con preguntas sobre los personajes -en cuanto a su aporte en el festival y la existencia real de los mismos- y asuntos formales del relato -en relación con su género, ubicándolo más por el lado de la prosa poética que de la novela-; ya que hay una clara construcción de personajes poetas -percibidos como símbolos reales que pueden ser alter egos del escritor-, además de una alusión permanente a referencias poéticas de la literatura ucraniana; generando la idea de que en definitiva:

La poesía es la única manera de vivir.

La percepción general sobre esta obra es que se trata de una parodia de la realidad social que va de la depresión a la burla acerca de lo que se está viviendo, cuyo propósito es denunciar la opresión de Rusia y Occidente -por extensión- desde la estética carnavalesca, en la cual hay una inversión de los hechos, un cambio en los términos de juego para ridiculizar lo normativo, lo cotidiano; siguiendo el ejemplo de obras tipo Gargantúa y Pantagruel de François Rabelais y El Decamerón de Giovanni Boccaccio.

En el carnaval, antesala de la semana santa, se nos permite reír llorando; matar al rey (Dios) para ser el rey.

La comprensión sobre lo que el autor muestra mediante la caracterización de personajes y la recreación de todo lo que pasa en una noche, es cómo los seres humanos estamos en constante cambio, cómo somos el constructo de vivencias momentáneas y, en especial, cómo es la búsqueda de identidad propia de un país que no la tiene, a través de elementos como: la comida, el idioma, las representaciones artísticas, los símbolos patrios…

Con el agravante de que en la posmodernidad no hay identidad, todo el mundo se quiere identificar con algo pero ese algo no significa finalmente nada, sino que es la mezcla de un montón de elementos culturales capaces de difuminar la línea entre lo real y lo no real; haciendo posible la dramatización de aquello que se vive y la vivencia de aquello que se dramatiza.

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