La voz se volvió cuerpo

La voz se volvió cuerpo

«El cuerpo puede volverse hablante, pensante, soñante, imaginante. Todo el tiempo siente algo. Siente todo lo que es corporal. Siente las pieles y las piedras, los metales, las hierbas, las aguas y las llamas. No para de sentir.»

 Jean-Luc Nancy

Imagen: Rodrigo Fernández, 2015, vía Wikimedia Commons

El cuerpo testimonial

¿Qué es el cuerpo?

¿El cuerpo real es el mismo que el cuerpo literario?

¿Qué otra cosa puede ser un cuerpo?

En la literatura, gracias al poder de la metáfora, una casa no siempre es una casa y un cuerpo no siempre es un cuerpo.

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«En el cuerpo una voz» de Maximiliano Barrientos, es una novela que simboliza la figura del cuerpo en las memorias de una nación destruida.

Rodolfo, el protagonista de la novela, víctima sobreviviente de la guerra civil vivida en su país, logra mantenerse a salvo del ajusticiamiento por parte del más legendario criminal de guerra conocido en Las Comunas afectadas como «El General».

En aquel tiempo, El General asesinó a su perro y a su hermano. Además, sometió a prácticas de reclutamiento, secuestro, tortura y canibalismo a muchas personas.

Doce años más tarde, cuando Bolivia ya ha dejado de existir como nación, Rodolfo es contratado por el Ministerio de Cultura para recoger testimonios de los sobrevivientes. El propósito es reconstruir la memoria histórica de esa guerra acudiendo a la voz de las víctimas, aun en contra de su negativa a revivir el dolor del pasado.

En medio de ese proceso, se encuentra con reflexiones como:

«Los muertos se volvieron cifras, no sentíamos nada por ninguno de ellos porque en la mente eran datos. Números.»

Viéndose a su vez confrontado con preguntas como:

«¿Usted podría sentir pena por mil muertos?

¿La cifra le permite compadecerlos?

¿Qué es lo que siente ahora que yo digo mil personas fueron carneadas y echadas al fuego?»

Tales reflexiones, dan lugar a una cuestión muy presente en países latinoamericanos como Colombia, fuertemente afectados por el conflicto, sobre si vale o no la pena tratar de reconstruir la verdad de lo que pasó a través de la voz de las víctimas. En otras palabras:

¿Eso para qué sirve?

  • Apreciaciones generales

    El tema es pesado, a pesar de que sepamos de torturas, masacres e incluso canibalismo. Puesto que la crueldad y la perversión son exageradas.

    ¡Imagínese uno tenerse que comer a los amigos!

    Los sucesos descritos no concuerdan con hechos históricos acontecidos en Bolivia en tanto las fechas no coinciden con información rastreable. Sin embargo, la novela se empieza a hacer en 2008, época en la que hubo una crisis económica en Bolivia y otros países. Entonces sí hay un contexto político ocurrido en el marco temporal de su escritura, pero el tema de la guerra es ficcional.

    En este caso, la novela parece una especie de distopía en el marco de una guerra que nunca existió en Bolivia pero que sí encuentra lugar de referencia en eventos históricos de Latinoamérica.

    Experiencia lectora

    En principio, el lector quiere saber por qué Rodolfo y su hermano están huyendo, qué fue lo que hicieron. De tal forma, la lectura va dando apertura a una historia terrible pero inmersiva.

    El General, personaje cautivador, no reacciona a nada. Ni siquiera al momento de ser confrontado por sus captores con sed de venganza, les da el gusto de mostrarse arrepentido o temblando. Es como un ente que está más allá del mal.

    Ahora bien, ¿cómo interpretamos el hecho de que Rodolfo mate a El General, lo encierren en un psiquiátrico, se encuentre con el amigo y no le diga nada de lo que El General le confesó?

    Es una incógnita con la que nos quedamos, aproximándonos sin embargo, a conclusiones como:

    • La corporización de la voz de El General por parte de Rodolfo:

    «La voz seguía moviéndose, no se iba. Fluía por mis dedos y por mi pecho, circulaba por mis ojos y mi garganta. Se propagó por los tejidos y los nervios y las arterias, se volvió cuerpo.»

    • La transmutación de los cuerpos representada hacia la escena final de la novela en la que Rodolfo presencia un ritual de «autoinmolación», dejando en el lector la duda sobre si él mismo se suicidó y, por tanto, quien está contando la historia es un muerto, o qué es lo que está ardiendo en el bonzo: el cúmulo de voces que él no pudo sanar, sus propias emociones, un animal, El General…

    ¿Fue acaso la voz de El General el producto de una corporización polifónica y, por lo tanto monstruosa y aterradora, de todas las voces de sus víctimas?

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