Donde Abel: un lugar en la memoria

Donde Abel: un lugar en la memoria

De El Poblado de caminos destapados transitados por arrieros y de extensas fincas solo quedan los recuerdos y pocas casas que se conservan fieles a sus lontanos orígenes. Una de ellas es la de Abel Gaviria, o Donde Abel, como se le recuerda en el barrio El Tesoro La Virgen.

En una fotografía de Juan Carlos Berrío para un reportaje de El Colombiano del 18 de marzo de 1993, Abel posa con su guitarra en las manos. En ese momento, el hombre de tez morena y mirada franca era el dueño de la única tienda del barrio fundada 52 años atrás.

Pero el dueño de la icónica tienda no siempre se dedicó a ella. Abel fue músico, y de los buenos. Junto a su hermano Luis Gaviria, conquistó a los oyentes de las emisoras Claridad, Radio Libertad y La Voz de Las Américas. En esa época la música en la radio se interpretaba en vivo y así se popularizaron numerosos duetos, estudiantinas y tríos del país.

Cuando el hermano de Abel abandonó el dueto por una oferta de Ramón Carrasquilla, fundador del Dueto de Antaño, Abel se dedicó de lleno a la tienda y a su familia. Fue así como convirtió la cantina que heredó de su padre en la única tienda de El Tesoro La Virgen y Abel, en el único tendero del barrio.

Entonces “Donde Abel” se convirtió en un referente para tertuliar, jugar dados y chumbimba hasta que subiera “La Bola”; como le decían a la policía, y tuvieran que salir desparpajados por los caminos serpenteantes del barrio. A la tienda se iba por todo y a la gente le gustaba ir por la amabilidad del tipo de pies descalzos y semblante de arriero detrás del mostrador.

La casa donde estaba la tienda perdura igual a como la dejó Abel. Sus hijos recuerdan al padre que solo se calzaba los viernes para bajar a surtir a la Plaza Cisneros. Un hombre amplio cuando salía porque sostenía que uno no debía “salir con miserias” fuera de casa. Abel fue un buen padre y supo ganarse un lugar en el recuerdo de la gente del barrio. Por eso cuando se sube a la loma y se pregunta por Donde Abel, las personas recuerdan al único tendero, serio y buen puesto, que tuvo el barrio durante mucho tiempo.

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