Confusión de sentimientos de Stefan Zweig
«Primero debéis oír la lengua de boca de los poetas, en ellos, que la crean y la perfeccionan, debéis sentir la poesía respirar y vivir en vuestros corazones antes de que empecemos a diseccionarla.»
Stefan Zweig
Imagen: Kunst Salon Pictzner, Public domain, vía Wikimedia Commons
Ya finalizada la novela Confusión de sentimientos de Stefan Zweig, el encuentro gira en torno a las consideraciones individuales y colectivas sobre la experiencia generada por el libro.
En primer lugar, se hace énfasis en el nivel de complejidad de la lectura, difícil al comienzo para algunos -por el exceso de palabras y figuras literarias empleadas-, enganchador desde la primera página para otros. A lo que se le suma el interés generado por la pronta enunciación del «secreto» oculto tras la vida privada del profesor que sirve de guía al personaje principal. Es valorado de manera positiva el hecho de que el autor decidiera concentrarse en una sola situación para poder trabajarla con toda su grandeza en una novela tan corta.
En segundo lugar, se hace alusión al carácter íntimo de la novela, aludiendo a su cercanía con la pregunta por el ser en todas sus dimensiones -desde lo que humaniza y desde lo que deshumaniza-; lo cual permite que el lector pueda encontrar identificación y empatía con los personajes, al punto de terminar asumiendo el lugar del héroe para preguntarse en primera persona:
Cómo este ser humano me transformó y cómo yo me puedo dar el lujo de quererlo.
En tercer lugar, entendiendo este como un libro que narra las pasiones humanas -de ahí la referencia a Shakespeare-, se reflexiona sobre los diferentes tipos de amor trabajados en la historia, entre estos: el amor por el conocimiento, la admiración de la figura que enseña, el deseo sexual del estudiante hacia la esposa del maestro, el amor no correspondido de la esposa al maestro, el interés romántico del maestro hacia el estudiante.
Lo anterior, vinculado con el fenómeno de la homosexualidad representada como síntoma de represión en un contexto social que hace sentir culpable al maestro por su orientación sexual; obligándolo a vivir dos tipos de vida: una de carácter público en la que solo puede tener lugar la pasión por el conocimiento y otra de carácter privado en la que debe recurrir a la distancia y el anonimato para dar rienda suelta a sus más profundos deseos, convirtiéndolo en un personaje antagónico consigo mismo en tanto debe forzarse a rechazar a los jóvenes aprendices que le atraen y, a su vez, intentan romper la barrera impuesta por el aula; quizá esperando algo de reciprocidad en su mirada, en su tacto, en sus sentimientos imposibles de expresar.
En cuarto y último lugar, se plantea la pregunta por el papel de la mujer en la historia; encontrando dos posiciones al respecto: una que la ve como una mujer servil y relegada a su marido por el hecho de que casi siempre se muestra a su servicio -aunque no de muy buena gana-, recibiendo tratos poco amables en respuesta a estas atenciones; otra que la ve como una mujer libre con derecho a libertades sexuales atípicas para la época con base en las siguientes palabras dichas al estudiante por el profesor, luego de que este lograra adivinar su traición:
«¿No te ha dicho ella que es libre de hacer y tomar lo que le plazca, que yo no tengo ningún derecho sobre ella? Ningún derecho a prohibirle nada, ni el más mínimo deseo de hacerlo… ¿Y por qué ella debería dominarse, por amor a quién y precisamente contigo…? Eres joven, inteligente y apuesto…, has intimado con nosotros…, ¿cómo no habría de amarte ella…? Eres joven y apuesto, ¿cómo no habría de amarte…? Yo…»