La literatura no surge en el vacío; está moldeada por las condiciones sociales, políticas e institucionales de cada sociedad. En este encuentro, exploraremos cómo estos factores han influido en la novela policiaca, transformándola en nuevas formas narrativas que van más allá del misterio y la resolución del crimen. 

Comenzaremos con un conversatorio sobre la novela policiaca tradicional, un género que nació en la sociedad pequeñoburguesa con el propósito de restaurar el orden tras la transgresión de la ley. En estas historias, un héroe –detective, policía o investigador– encarna la razón y la justicia, devolviendo la estabilidad social. El enigma es el eje central: descubrir al culpable, reconstruir los hechos y restablecer el statu quo. El crimen es un problema a resolver, y los personajes se dividen con claridad entre el bien y el mal. 

Sin embargo, con el tiempo y bajo distintos contextos sociales, este género se transformó en lo que hoy conocemos como novela negra. En este segundo conversatorio, analizaremos cómo el crimen dejó de ser solo un misterio y se convirtió en el reflejo de una sociedad corrupta e imperfecta. Aquí, el héroe ya no es un símbolo de virtud, sino una figura humana, con debilidades, contradicciones e incluso corrupción. La razón pierde su lugar como único método para desentrañar la verdad, dando paso a la violencia, la intuición y el azar. En este universo, no hay blancos y negros, sino tonos de gris que dibujan personajes con motivaciones complejas y ambiguas. 

Esta evolución es especialmente significativa en América Latina, donde, según el académico Gustavo Forero, el crimen se ha convertido en un eje narrativo que da cuenta de la anomia y la falta de héroes justicieros en nuestras sociedades. En nuestro panel de la tarde, discutiremos esta perspectiva y exploraremos cómo la novela negra y la novela de crimen latinoamericano han capturado las particularidades de nuestra región.  

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