En los últimos 53 años, Medellín ha pasado por profundas crisis políticas, económicas, sociales y culturales que han afectado de manera diferencial los barrios populares. Los 80 y 90 del siglo pasado y las violencias derivadas de la “guerra sucia”, deja incrustada una práctica peligrosa como el narcotráfico fortaleciendo beligerantemente a la urbanización del conflicto armado, donde los jóvenes vieron allí una oportunidad “rentable” para sus recursos casi que invisibilizados por un Estado que ha mirado de reojo. “El sicariato, las milicias, las cooperativas privadas de seguridad y hasta la misma fuerza pública hicieron de la periferia urbana su retaguardia de reclutamiento e instrumentalización de las juventudes. Desde entonces, las miradas sobre las y los jóvenes han oscilado entre perspectivas que van desde la seguridad, pasan por la convivencia y transitan hacia el reconocimiento de las juventudes como sujetos de resistencia y transformación social. “ [i]
[i] Edward Alexander Niño,Corporación Con-Vivamos, Edición 94, 2020
Desde los años 80, en la “Comuna Nororiental”, en los barrios de calles altivas, callejones estrechos, casitas asomadas en la ladera, bullicios de mercado, músicas de tango, salsa, punk, rock y canción social, han surgido varias generaciones juveniles que han construido proyectos alternativos de vida y han potenciado procesos organizativos ligados al desarrollo local, la convivencia, el arte, la cultura y la participación política. Fue en los años 1990 cuando organizaciones sociales y comunitarias como la Corporación Con-Vivamos (Corporación Centro Con-Vivir hasta 1996), la Corporación Cultural Nuestra Gente, La Corporación Barrio Comparsa, la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ), el Instituto Popular de Capacitación (IPC), la Corporación Región, entre otras, comenzaron a motivar en esta zona de la ciudad diferentes procesos juveniles. Se destacan iniciativas como las “Casas Juveniles”, la Asociación de Grupos Juveniles “Palabra y Acción” y el “Comité Operativo Juvenil”. En esta época, las y los jóvenes populares se vincularon a procesos de ciudad como la Red Paisa Joven, la Escuela de Animación Juvenil, La Red Juvenil de Medellín, la Red sobre empleo juvenil, la Red de concertación de las Políticas de Juventud, que impulsaron la discusión de la Política Pública de juventud, la creación de la Oficina de la Juventud en la ciudad de Medellín y la dinamización del Consejo Municipal de Juventud (CMJ).