Diálogos y talleres de poesía
Por Simón Ramírez. Fundación Taller de Letras
Aún con el ambiente navideño que cruzamos, los asistentes al último ciclo de charlas y talleres de escritura creativa, realizado entre el 13 y el 16 de diciembre con John Galán Casanova en la Casa de la Literatura, pudieron dialogar y formarse en torno al más antiguo de los géneros invitados a estos encuentros: la poesía.
Lo propio de la lírica es su juego entre las oposiciones: la inconsciencia y la vigilia o el silencio y la palabra precisa; entre la contemplación y la expresividad o la emotividad y la estructura; entre todas las ganas de innovar que tiene el poeta y el diálogo con la tradición… Este taller con John Galán Casanova tuvo un énfasis en las vivencias del autor y en los procesos creativos que ha desarrollado por más de 30 años en su obra poética. Para él es muy importante la contemplación del presente y la atención con la propia vida.
“La memoria es como una caja negra, pero a partir de allí viene el trabajo con el lenguaje, un trabajo amoroso que intenta construir algo… Uno nunca sabe a dónde va, es como un proceso adivinatorio. El ejercicio poético tiene que ver con el presente que está viviendo cada uno, pero es como si se fuéramos en un túnel que está lleno de incrustaciones brillantes, en él vamos fijando nuestra atención de una manera no funcional en el lenguaje, en la vida misma”, dice John.
Aunque la poesía se ha asociado a un carácter emotivo y sensible “lo que interesa es qué hacemos con lo vivido, si lo transformamos en algo”, planteó el poeta bogotano, quien, además, considera que el poema es un tipo de escrito que está atizado por el presente y la realidad, pero que debe ser una muestra de trabajo y razón, que debe contar con una estructura propia. El poema no se sostiene con la emocionalidad, sino con la relación que tenga con el lenguaje.
Hay distintas retóricas para ello: algunas asumen la distancia de la cotidianidad; otras producen imágenes de manera más abstracta. John Galán contó que, normalmente, a él se le ocurren a partir de escenas concretas que le pasan, de lo que llama su atención en la cotidianidad: “Yo creo que el asombro es lo que más nos proporciona la poesía, tanto en la escritura como en su lectura; sin embargo, creo que tiene que haber una pérdida de la inocencia. Debe realizarse un trabajo de contemplación acompañado de concentración semántica. La labor poética es algo así como un fogonazo del lenguaje que nos deja lelos, como un cierto alumbramiento sobre algo común.”
En los talleres literarios se analizaron poemas de la autoría de Galán Casanova; de otros autores y de los mismos asistentes al taller. También se propusieron ejercicios de creación poética a partir de una serie de palabras con el propósito de cuestionar la existencia de un lenguaje preconcebidamente poético. Dentro de las características de la poesía que señaló John, se encuentra la plurisignificación, los sentidos variados que abarca una sola expresión verbal. También planteó que los poemas pueden ser pequeñas variaciones en el lenguaje que despiertan nuestra atención, entregando nuevos sentidos. A partir de la experiencia común, universal, el poeta establece su mirada.
Frente a su proceso personal como autor, contó lo importante que es el surgimiento de una primera frase o imagen: “Una vez que logro esa primera frase, imagen o estrofa, proveniente de un párrafo, intuyo el poema… Creo en la importancia de expandir la metáfora, sea esto por medio de analogías u oposiciones entre ese primer fogonazo con otras imágenes y frases que van surgiendo, es decir, el poema nace a partir de insistir e insistir en el tema”. Y, además, agregó que uno de los procedimientos que ha realizado ha sido el de construir series poéticas con un mismo motivo para ampliar lo expresado: como un pintor. “Cuando encuentro un tema, siento que no lo agoto en un solo poema, entonces, hago un segundo, tercero, cuarto… He tenido poemas que he demorado en desarrollar 20 años… La construcción del texto poético demanda mucha paciencia, constancia y perseverancia.”
Durante los encuentros, John Galán expuso fragmentos suyos de otras épocas, así como anécdotas que acompañaban el surgimiento de los poemas, para que los asistentes al taller pudieran ver, y comprender, el proceso que atravesó un poema, sus distintas versiones y cuál era la conexión de su experiencia vital en su obra poética.
Una clave que él propuso fue mirar la primera versión y pensar qué se debe editar; mirar con cierta distancia si el poema se entiende y expresa algo o si es necesario finar los conceptos, pensar en los signos de puntuación, las imágenes incluidas y los silencios. Para eso expuso la importancia de no temerle a cortar fragmentos: “Ojalá uno tuviese una tijera tan afilada para no ser condesciende con sus propios textos; para detectar la mierda que hay”. Esto, para Casanova, tiene ver con lo reiterativo sin justificación, con las palabras rimbombantes o muy oscuras, con aquellas expresiones que por parecer “sublimes” terminan enredando la claridad del poema.
Si se logra pensar los textos de esa manera crítica, el escritor logrará una pérdida de la ingenuidad, pues no se puede pensar al texto como algo fijo, concluyó Casanova. Todo escrito es susceptible de transformación. De ahí la importancia de que el aprendiz de escritor se acerque a diversas poéticas y autores que terminarán por transformar su propia vida y escritura.