Creadores que invitan a crear
Al teléfono con un escritor, creadores que invitan a crear es una iniciativa del Plan Ciudadano de Lectura, Escritura y Oralidad para conocer y reflexionar sobre el proceso creativo que inicia con una idea que se vuelve un proyecto y luego se materializa en una publicación. En esta ocasión, distintos ganadores de las becas a la creación en literatura nos contaron sobre su método de trabajo.
Además, cada escritor nos dejó un consejo, un mantra o un mandamiento creativo para tener en cuenta al enfrentarnos a una nueva idea. Así nace el decálogo para escritores del PCLEO.
Manuela Gómez
Antes de pensar en publicar un libro, aparecieron los poemas. A medida que surgían, Manuela se dio cuenta de que estaban enlazados, que formaban algo entre sí, una figura. De esa manera nació La vida como es, beca de creación en poesía, 2017.
“Lo primero es escribir y escribir”, dice. Cuando el escritor ha ahondado lo suficiente podrá darse cuenta si tiene material para un libro. En ese caso sí que vale la pena presentarse a la convocatoria de becas a la creación. No hay que hacerlo solo por el afán de ganársela, piensa, sino porque realmente hay algo que se está gestando: “un trabajo que conoces lo suficiente”.
Redactar la propuesta requiere mucho orden. A ella, más que escribir un objetivo o una justificación, le preocupaba presentar bien el resto de documentos exigidos, pues ha pasado que un proyecto, aunque esté muy bien hecho, termina siendo descartado por omitir o presentar mal alguna información tan sencilla como el seudónimo. Por lo tanto, ella resolvió llevar una serie de libretas, una por ítem, que revisaba cuidadosamente hasta sentirse confiada en el dominio de esos detalles técnicos.
Contra la desconcentración, que va y viene en todo proceso creativo, Manuela tiene un antídoto. Lo primero que advierte antes de compartirlo es que desconcentrarse también es necesario, pues es una oportunidad para reconectarse con lo que está haciendo, y en esa reconexión pueden surgir nuevas ideas. Cuando ella se desconcentra se pone a leer un libro, “y entrar al tono literario de ese autor me devuelve al mío”.
Zahira López
Zahira es periodista y bailarina, una mezcla que le ha partido comprender que en la escritura también se pone el cuerpo. En 2017 publicó su primer libro: Octavio Mesa, el Cantor Parrandero, beca de creación en periodismo narrativo, un relato testimonial sobre uno de los músicos más destacados del folclore colombiano. Zahira venía trabajando en esa historia desde hacía varios años y, por distintas razones personales, había quedado congelada. La beca fue la oportunidad para volver a la historia de Octavio Mesa, contar la vida de ese cantante que revive con su voz en época decembrina, misión que él mismo le otorgó cuando la hizo heredera de sus diarios personales.
“Cada creativo debe encontrar su propia metodología”, dice Zahira. Ella considera que el método de creación es un camino personal bastante intuitivo; en su caso, ella logró escribir su metodología solo después de haberla aplicado primero en su trabajo. Piensa que para un trabajo de escritura hay que tener clara la estructura.
Asentar un proyecto por fases, explica, permite cumplir lo que el proyecto se proponga, de ese orden depende que el proceso sea fluido, pero no debe ser una camisa de fuerza, el creador tiene que estar abierto a que esa estructura inicial cambie, eso, reitera, “es lo magnífico de un proceso creativo”. Se requiere una actitud alerta y de profunda escucha, “es ahí donde se abren las puertas y pueden aparecer cosas que antes no se habían visto”.
Zahira invita a volver sobre los proyectos aplazados, las ideas guardadas, los bosquejos, pero hacerlo con una pregunta: después de que hemos tomado esa distancia, ¿qué nos dicen ahora? Eso permite verlo desde otras perspectivas. Es ahí cuando surgen nuevas preguntas. El tiempo, concluye, no debería desdibujarlos, al contrario, piensa, es la oportunidad de volver sobre ellos con otros ojos.
Carla Giraldo Duque
“El orden y el método son una base importante para la creación, pero también lo es saber fluir”, dice Carla Giraldo, autora de Se dice río. Volver al antiguo camino de Juntas, libro de crónicas de viaje que reúne los relatos, historias y paisajes con los que se fue cruzando por antiguos caminos de herradura, esos que se abren, cierran y esconden bordeando los ríos Magdalena y Nare, en rutas olvidadas entre Medellín y Manizales.
Carla dice que a cambio de su miopía la vida le dio un oído poderoso, puede concentrarse a escuchar durante horas lo que la gente tiene para contarle, pero también, aclara, su fino oído necesita silencio, especialmente para escribir. El silencio es clave para interpretar lo que el trabajo de campo le va revelando, mostrándole nuevos enfoques, puntos de vista, reflexiones y rutas que muchas veces surgen justo cuando se siente en un punto sin salida. Esos silencios, comenta, “activan la capacidad de adaptación que nos permite salir adelante, tampoco se puede ser demasiado rígido”.
Sobre las convocatorias de las becas, Carla cuenta que lo importante es que el creativo se convenza de que puede lograrlo, sin caer en la trampa de comprarse con otros, que esté plenamente convencido y que se permita un momento de silencio para preguntarse: ¿por qué estoy haciendo esto?, ¿desde dónde lo estoy haciendo? “Si la respuesta es: me voy a presentar a estas becas desde un lugar de gozo, ¡hazlo! Si te emociona, si te acelera el pulso, si es un grito desde adentro, hazlo, así tengas miedo”.
Juan Guillermo Romero
Hasta Vidas de feria, su primer libro, ganador de la beca de creación en periodismo narrativo, 2012, Juan Guillermo había estado sumergido en el lenguaje audiovisual. El año en el que se presentó a las convocatorias no tenía pensando postularse a la categoría de periodismo narrativo. Estaba enfocado en realizar un corto o un documental, idea que había compartido con otros colegas, pero que no pasó, cuenta, de muchos capuchinos y cervezas.
Al ver la categoría de periodismo narrativo se le ocurrió un trabajo escrito. En los viajes a las sedes regionales de la Universidad de Antioquia como profesor de ortografía, empezó a darle vueltas y vueltas a la idea. En esas noches solitarias, en variopintos hoteles de pueblo, empezó a escribir la primera crónica: la historia de su padre, el camionero más anti años de experiencia de la Feria de Ganado, que, a sus 88 años, todavía sigue viajando por las carreteras colombianas.
Tenía todo para escribirla. Los relatos de esas aventuras por las carreteras de Colombia se servían casi a diario en el comedor de su casa junto al desayuno o la comida. Mientras la escribía, Juan Guillermo fue descubriendo las historias de otros compañeros de trabajo de su padre, y se fueron convirtiendo en hilo y promesa para armar el proyecto.
Cuando llegó el momento de redactar proyecto, descubrió que existían pocos estudios sobre lo que quería contar. La Feria de Ganado era un lugar desbordado de historias y contrastes. Sabía que, ante un escenario tan fascinante y pletórico, tenía que concentrarse en algo: delimitar. Juan Guillermo se decidió por los camioneros.
Llegar a ese enfoque fue el resultado de un cuidadoso rastreo sobre el tema, le dedicó varias horas a buscar lo que otros ya habían escrito para ver qué se ha dicho y qué no. “Eso no significa que la historia no puede ser narrada de nuevo, pero sí ayuda a pensar nuevos ángulos”.
Escribir el proyecto, dice, es el ejercicio de trazar un mapa de lo que se va a contar. A él le ha servido compartir con otros lo que quiere escribir, tener su opinión, ver en qué están fijando su atención. “También hay que asegurarse de que se tiene acceso a los lugares y a los personajes, en periodismo narrativo la clave es la observación, los datos y la verdad”, dice.
Ana López
Viñeta a viñeta, Pánico desglosa, entre dibujo y texto, una equilibrada dosis de humor, realidad, ternura, mordacidad y sencillez narrativa. Esta novela gráfica, aunque tiene su parte de ficción, cuenta la evolución de un personaje real: Ana López, su autora, y la historia del trastorno de pánico que sufrió en la adolescencia. El libro, ganador de la Beca a la Creación en Novela Gráfica, 2018, es el resultado de un proceso creativo visiblemente terapéutico.
Esta publicación representa muchas cosas para su creadora: es su primera obra de cómic y su primera historia larga de ficción, pero, especialmente, es el reconocimiento de una dolorosa etapa de su vida, que ella relata sin hacerla dramática, sin caer en los vicios de la literatura de “superación personal”, y reconociendo, lejos de la dulcificación, la importancia de todo el amor que recibió de parte de su familia y amigos durante ese proceso.
Si bien la etapa de hacer el libro fue bastante intensa, dice que empezó a gestarlo desde que logró aplacar el trastorno, o desde que aprendió a lidiarlo para llevar una vida más tranquila. Ana decidió que debía encontrar un medio para contar esta experiencia y compartirla con otras personas.
Esa fue su justificación a la hora de formular el proyecto con el que ganó la beca: “ayudar a alguien más que haya o esté padeciendo algo así u otro tipo de trastornos mentales, para darle algunas herramientas a partir de mi propio testimonio”, dice.
Por eso cree que a la hora de escribir un proyecto creativo es muy importante tener claras las razones por las que se quiere realizar y que estas sean, ante todo, honestas. La escritura de la obra le costó bastante, comparado con dibujar, que fue muy fluido, pero el deseo de publicar su historia la motivó a cumplir este objetivo con toda la vehemencia.
Ana dice que a la hora de crear es vital no compararse con otros creadores en plan de auto – boicot. Por eso, se repite así misma que si no es ahora, no es nunca, que hay que lanzarse al agua, que no hay que dejarse congelar por el miedo y, una vez en el agua, se recuerda que siempre habrá una manera de hacerlo cada vez mejor.
Yenny León
La poesía de Wislawa Szymborska detonó en Yenny León la idea de hacer su libro de poesía, Entre árboles y piedras, beca de creación 2012, una obra que concibió a modo de homenaje a la poeta polaca, nobel de poesía en 1996. Un año antes de esa publicación, Yenny ganó el I Premio de Poesía Joven Ciudad de Medellín con el poemario Tríptico y el Premio Nacional de Poesía Joven Andrés Barbosa Vivas con Mujer agua.
Al principio, Yenny tenía pensada una estructura de cuatro capítulos para su obra, pero en el proceso de escritura ese plan fue cambiando. La misma creación, afirma, fue dictándole el camino. Finalmente decidió que libro tendría solo dos partes. La disposición crítica y reflexiva frente a su propio trabajo la fue llevando a otras decisiones, desde seleccionar cuidadosamente las palabras para no caer en la repetición, elegir los epígrafes y titular, hasta el estilo que les imprimiría a sus poemas con los signos de puntuación.
Un creativo, cree, debe tener una planeación de base, pero consciente de que esta puede variar. Y debería, además de interesarse por su propia obra, aprender a ponerla en un proyecto, es decir, escribirle un objetivo, describirla y delimitarla.
Lo que sí le parece imprescindible es nutrirse de referentes, a modo de estado del arte. Yenny sugiere que, así como se hace un cronograma para desarrollar el proyecto, se haga otro para las lecturas de otros autores que ampliarán la mirada sobre los temas que aborda de la obra.
Lina Flórez y Pablo Pérez / Altais Comics
Lina y Pablo son los cofundadores de Altais Comics, un proyecto editorial dedicado a la producción, investigación y divulgación del cómic colombiano. En el 2019 se ganaron la beca de creación en Novela Gráfica o libro de Cómic con el proyecto de cómic periodístico Tres Horizontes.
Tres Horizontes es una exploración narrativa que se pregunta por la autonomía femenina de tres mujeres de Medellín: una bailarina, una periodista y una defensora de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Lo primero que hicieron para escribir el proyecto con el que ganaron la beca fue definir una pregunta de investigación: ¿Cuáles son las decisiones que toman las mujeres que les permiten autoafirmarse y salir adelante con sus búsquedas?
Esa pregunta surgió de otra pregunta más amplia, con la cual determinaron el primer momento de creación: ¿Qué queremos contar? Y luego: ¿Qué nos gustaría que esta historia le dejara a un lector? Tener siempre una pregunta que acompañe cada una de las fases del proceso creativo, explican, ayuda a aterrizar las ideas, a delimitarlas y a encontrar la forma, la cual se irá moldeando en cada etapa de la creación.
También consideran clave el cronograma de trabajo, para ellos fue la hoja de ruta que les permitió darle vida al proyecto. Al momento de definir fechas, el creador debe poner toda su honestidad frente a sus capacidades reales en el tiempo que estipula la convocatoria, da igual si se trata de un trabajo periodístico o ficcional, determinar el tiempo es un paso básico para materializar las ideas.
Robison Usuga
Una novela y un libro de periodismo narrativo son el resultado de las dos becas de creación que se ha ganado el escritor Robinson Úsuga. La primera, en 2017, con A un hermano bueno hay que vengarle la muerte. Y la segunda, en 2019, con El ojo de Dios, la historia del fotoperiodista Henry Agudelo.
En esta llamada habla de su experiencia con los proyectos de ficción. Su primera recomendación, para quienes están pensando en escribir una novela, es no empezarla hasta que tengan claro cómo será el final. Un escritor, dice, debe saber hacia dónde va. Por eso mismo, Robinson cree que quien vaya a presentarse a las convocatorias de becas a la creación debe tener su proyecto muy avanzado. “Es importante que el avance de la obra esté muy sólido, pues puedes tener un proyecto muy bien fundamentado, pero si la obra narrativa no convence, no hay nada qué hacer”.
Algo que, según Robinson, ayuda concretar el proyecto es el título del mismo, pues este, asegura, además de expresar la totalidad de la obra, será el gancho para convencer a los evaluadores de la propuesta. Cuando el creador sabe cómo empezará su libro, cómo estará estructurado y cómo terminará, podrá redactar con claridad cada uno de los puntos de la convocatoria.
Otro tip de Robinson es elegir un horario fijo para trabajar en el proyecto, a él le funciona trabajar muy temprano en la mañana o en las noches. Lo importante, dice, es que la labor de la escritura no se mezcle con las demás tareas del día.
Lucas Vargas Sierra
Lucas Vargas es el autor de Esas personas que se ignoran. Una serie de cuentos inspirados en la poesía de Jorge Luis Borges. El libro es el resultado de la beca de creación en la categoría cuento, 2017. Lucas no tenía en mente escribirlo hasta que vio las convocatorias; la beca, cuenta en esta llamada, fue lo que hizo posible que surgiera la idea y se convirtiera en su primera obra publicada.
Su estrategia para aterrizar las ideas es jugar. Lucas juega a que se pone una corbata metafórica y hasta se viste con traje imaginario. Así, dice, es como logra el lenguaje proyectual para redactar un proyecto creativo. Plantearse y escribir un proyecto es una aventura creadora, asegura, pues es la oportunidad para imaginarlo, ver cuáles serán sus alcances y cómo se llevará a cabo.
Al momento de definir unos objetivos, el creador no debe pensar que se trata de una limitación férrea, pero sí lo obliga a que aquello que desea hacer pase primero por la reflexión. Por eso, Lucas piensa que para escribir un proyecto de becas de creación hay que responderse: ¿qué es lo que voy a entregar?, ¿qué de vuelvo a cambio de lo que voy a recibir? El creativo no debe olvidar que, ante todo, la beca lo compromete a crear y a poner a rodar su obra.
Alejandro Metaute
Alejandro Metaute escribe lo que dibuja y dibuja lo escribe. Así hizo Telarañas, cuentos en miniatura ilustrados, beca a la creación en literatura infantil o juvenil, 2018. Ese libro es la materialización de ese ejercicio incansable en el que él plasma las ideas que lo habitan, allí donde libera su dualidad creativa: el orden y el caos.
Es un creativo bastante disciplinado, se confiesa aficionado a Excel, pero también a la libertad de dejar que la ideas salgan a borbotones, sin control: trazar, escribir, poner en el papel lo que llegue a la mente. En la creación, Alejandro defiende el acto de hacer y luego reflexionar. Él cree que una buena idea no se basta así misma, le parece que es apenas el punto de partida, lo importante, dice, es todo lo que hay alrededor de ella, por eso es importante no juzgarla a la ligera. “Y ordenar las ideas es lo que permite estructurar el proyecto, tanto para saber en qué se va a invertir tu energía como para que un jurado entienda tu propuesta”.
Alejandro destaca la justificación como uno de los puntos más relevantes para elaborar un proyecto, pues es el momento para sintetizar el porqué de la propuesta, el cómo y para qué. “Y ahí se mezcla el interés personal con el comunitario. Se exploran los antecedentes, los objetivos. Creo que la justificación es el momento en el que se encierra todo”. Le parece complejo, en cambio, el presupuesto, definir los honorarios. Un ejercicio que, además de matemático, confronta al creador a la hora de valorar materialmente su obra.