Un amigo “es una luz”


“En ciertos momentos difíciles que hay en la vida.
Buscamos a quien nos ayude a encontrar la salida.
Y aquella palabra de fuerza y de fe que me has dado.
Me da la certeza que siempre estuviste a mi lado.”
Roberto Carlos
Más de cuatro generaciones han crecido escuchando los versos de esta icónica canción de Roberto Carlos, quien con gran genialidad sabe retratar y expresar lo que significa “ser amigo”. Hay quienes sostienen fielmente que la familia no está estrictamente compuesta por quienes tienen un vinculo biológico, sino que ésta se extiende, y se construye con quienes vamos gestando vínculos afectivos y emocionales en el trasegar de la vida; esta visión nos deja ineludiblemente unos protagonistas indestronables: los amigos.
Puede hallarse amigos en disimiles lugares y situaciones; paseando tu mascota en el parque, bailando canciones de Rodolfo Aicardi en “las bodas de oro” de la tía Margarita, en la universidad mientras se estudia cálculo diferencial, en el jardín infantil mientras construyes un castillo de Lego, en nuestros lugares de trabajo, en las clases de yoga, o en el paseo familiar de fin de año. No importa entonces el contexto del que pueda haber germinado la amistad, puesto que solo se torna relevante la coincidencia que nos llevó hasta aquella persona con la que sentimos gran afinidad y nos alegra la vida.
Las amistades nutren nuestra existencia, nos enseñan nuevos lugares, nuevas perspectivas, nuevas formas de relacionarnos con el mundo. Los amigos también se convierten en el hombro para calmar nuestro llanto, en el abrazo confortante, y hasta en la voz de nuestra conciencia.
Son entonces muchas las virtudes que podemos exaltar del vinculo de la amistad, sin embargo, también es importante tener presente que, así como todo vinculo afectivo y psico-emocional que entabla el ser humano, este es susceptible de ser permeado por una serie de elementos que pueden tornarlo poco sano. Haciendo que existan ciertas “banderas rojas” que deben detectarse para no poner en peligro nuestra estabilidad física y mental.
En este sentido, hay algunos comportamientos disruptivos que se dan por parte de nuestros amigos y que pueden resultar potencialmente perjudiciales, algunos de estos son; el transgredir nuestros límites de intimidad, criticar y/o juzgar indiscriminadamente nuestras acciones o nuestro estado físico y psicoemocional, exponer ante los demás las “debilidades” que les hemos confiado, intentar controlar nuestro tiempo o los espacios y personas con las cuales compartimos.
Se hace imprescindible aprender a trazar limites e identificar hasta qué punto está resultando positiva esa relación de amistad para nuestras vidas, puesto que si bien es cuestionable aquel adagio popular que dice “quien anda entre la miel algo se le pega” ya que somos seres con plena capacidad de autodeterminación, también es cierto que hay algunos patrones de comportamiento propios de nuestros amigos, que podemos introyectar consciente o inconscientemente.
En este mes (reconocido por el grueso social como “el mes de la amistad”) la invitación no puede ser otra que cultivar y cuidar ese vínculo maravilloso y potente que se puede tejer con amigos. Buscando siempre que éste se torne enriquecedor para ambas partes. Sin dejar de echar de vista, los patrones de comportamiento que tal vez pudiesen llegar a ser perjudiciales.