Como es habitual, les presentamos aquí una nueva exposición de los adultos mayores. Ellos cada año desarrollan nuevos contenidos basados en sus memorias, reflexiones y situaciones que abordan a través de los talleres artísticos, en espacios que fomentan el desarrollo de sus habilidades motrices, sensoriales, reflexivas y creativas, mediante la exploración de diferentes técnicas; son encuentros que posibilitan el intercambio, el esparcimiento y el pensamiento entre ellos, y que a través de la exposición de sus productos, permite inmortalizar y proyectar su voz en la comunidad.

La naturaleza ha sido para ellos su entorno más familiar, la mayoría crecieron en espacios rodeados de plantas y en las sedes de la corporación este vínculo se mantiene, ésta, junto a la memoria, se ha convertido entonces en una de sus principales fuentes de inspiración, en ella encuentran esparcimiento, contemplación, paz y el mejor escenario para expresar sus pensamientos. No es entonces ajeno que de allí partan las ideas para esta nueva exposición, que habla de las huellas del tiempo en la piel, de la memoria y energía que entre ellas transita, asociándolas con las texturas dadas por los tejidos y conductos que  distribuyen la savia en las plantas.

En este proceso, los adultos involucraron aún más su cuerpo, untaron sus manos y brazos de yeso y pigmentos para crear algunas formas florales, sus propias huellas configuran aquí la piel de estas especies naturales para contarnos que su piel cargada de memoria está también llena de vida y energía, que entre sus pliegues habita una savia de colores vibrantes, que busca recordarnos que su ser y su hacer se mantienen en eterna primavera.

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