Cuando Liliana Jaramillo y Luis Fernando Moncada se dieron cuenta de que los saberes de cada uno podían encontrarse y hacer cosas, su vida cambió para siempre. Esta pareja de esposos vive hace diez años en el corregimiento Santa Elena de Medellín, y hace cuatro empezaron a trabajar con un mismo espíritu: devolverle al corregimiento todo lo que les había dado. Liliana, licenciada en Educación, y Luis Fernando, sociólogo y poeta, decidieron dedicarse al fomento de la lectura, la escritura y la oralidad de una manera vivencial, permitiendo que los protagonistas fueran otros: los habitantes de este lugar de Medellín ubicado a 17 kilómetros del centro de la ciudad.

“No soy muy buena hablando, quien hace las presentaciones de nuestros encuentros es Luis Fernando, pero curiosamente siempre me he decantado por el tema de la tradición oral, la cuentería, por ejemplo, ha sido vital en esta iniciativa, como una manera de narrar lo que somos. La oralidad, aunque algunos no lo crean, es parte de nuestro patrimonio como comunidad”, cuenta Liliana, mientras Luis Fernando presenta este primer encuentro ciudadano en la rotonda del parque principal de Santa Elena. A su alrededor, los artesanos se congregan para ofrecerles a los turistas y locales sus productos más autóctonos y artesanales. “Para nosotros esto no es algo formativo, ni académico. Es vivencial. Queremos que los habitantes de Santa Elena se apropien del espacio y que haya una articulación con los artesanos, silleteros y vendedores. Nosotros ponemos un contenido para reunir a la familia en torno a los cuentos, la poesía, el arte; y ellos nos degustan con sus preparaciones típicas, venden sus artesanías y productos. Es un encuentro para todos”.

El domingo 26 de agosto, la rotonda del parque principal de Santa Elena fue el escenario para la apertura de este espacio artístico donde el cuentero invitado, Andrés García más conocido como Evaristo, y Rosa Colorado, poeta del corregimiento fueron los encargados de celebrar la palabra y la oralidad. Al principio, un público un poco tímido esperaba qué iba a pasar, pero el encanto de Evaristo fue envolviendo a los asistentes en esa atmósfera de misterio que solo un buen cuentero sabe crear. Evaristo recorrió un largo viaje para llegar a animar la fiesta de domingo, tomó un bus desde San Cristóbal para llegar a antojar a grandes y pequeños de contar historias. “Lo que más me gusta de oír estos cuentos es que parece que estuvieran pasando en este momento, esto logra sacarlo a uno de la realidad, porque el cuentero hace que uno le ponga toda la atención”, dice Fabiana Toro una joven de 14 años que fue con su mamá a ver artesanía, pero la voz de Evaristo la hizo llegar hasta las escaleras donde estaba el público y no pudo resistirse a escuchar todos los cuentos y mini cuentos del repertorio. Lo que iba a ser para ella un domingo de compras de productos locales terminó siendo un encuentro fascinante con la literatura pues para ella, “esta es otra manera de leer cuentos”.

En un segundo momento la poeta Rosa Colorado, cuyo nombre artístico es Río Cósmico deleita al público con la declamación de su Poema infantil #1, en una mezcla entre canto y prosa, la poeta envuelve a los asistentes en un aura de alegría y nostalgia:

Aquí contamos no es solo una muestra artística, es una manera de acercarse a las personas, de mostrarles que el arte está al alcance de todos, que la manifestación de las letras se puede dar escribiendo, leyendo, escuchando y compartiendo. Como sus mismos gestores lo dicen “esto no es algo inalcanzable que les pertenece a unos cuantos con dones sobrenaturales, aquí todos contamos”.

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