A lo largo del año el objetivo fundamental del proyecto de Jornada Escolar Complementaria propuesto desde la Casa de la Lectura Infantil fue hacer de la lectura un factor esencial en la vida de cada uno de los asistentes a los grupos, las estrategias exploradas llevaron a cada uno de los facilitadores a crear vínculos especiales con los estudiantes que poco a poco se dejaron motivar por el placer de leer. Fueron muchos los libros que pasaron de la mano del orientador a las manos de los niños y niñas, de la voz del lector al oído de los chicos y de las imágenes a los ojos ávidos por descubrir algo nuevo.
El teatro como estrategia de lectura resultó ser importante en los procesos de cada uno de los niños y niñas que asistieron al grupo, se seleccionó la obra La Brujita Buena de la autora brasilera María Clara Machado, se realizaron lecturas previas sobre el fantástico mundo de las brujas, se llevaron a cabo conversatorios sobre la visión que cada uno tiene de las brujas, sobre su existencia, sobre las historias contadas en los hogares, los miedos y las maneras de enfrentarlas.
La lectura constante de un mismo texto posibilita al lector tener seguridad respecto a lo que lee y por consiguiente comprensión al definir el por qué de cada palabra en relación a las situaciones planteadas. El grupo que inició el proceso se transformó mediante la repetición, la memorización, la alteridad, la improvisación, la construcción de diálogos en medio de situaciones atípicas, el dibujo, la creación de escenografía y la consecución del vestuario.
No fue fácil romper con la desidia que las lecturas impuestas en la escuela generaron en los estudiantes, mediante la lectura de un texto no impuesto, pero tampoco querido, buscado, propuesto o esperado por ellos, sólo se les hizo la sugerencia, al tiempo que se buscaba un universo literario sobre brujas buenas y perversas, de ahí surgió la lectura de libros como: Disculpe… ¿es usted una bruja? De Emily Horn, El mágico mundo de las brujas de Rosaspini Reynolds, Los hijos de la bruja de Úrsula Jones, Las brujas de Roald Dahl, La escoba de la bruja de Chris Van Allsburg, La bruja Winnie de Valerie Thomas, Genealogía de una bruja de Benjamín Lacombe, La escuela de magia de Michael Ende y Conjuros y sortilegios de Irene Vasco entre muchos otros, con el fin de mostrarles que era placentero conocer y representar una historia donde los protagonistas serían estos seres fantásticos luchando contra el bien representado en un niño campesino. El deseo de pararse en un escenario siendo otra persona por medio del vestuario y del maquillaje, es un factor que va más allá de la lectura y que los invita a soñar en todo lo que podrán ser y hacer ante otros seres humanos que asistirían a una representación de teatro sobre brujas.
Se presentaron dificultades como: pereza para leer y releer, para memorizar los textos de cada personaje, pereza para asistir en la jornada contraria, la inconstancia de algunos de ellos, los cambios de espacios de encuentro, la negativa de algunos padres para dar los permisos para que asistieran a las sesiones. Todos estos aspectos fueron superados por medio de diálogos explicativos, de motivación y reflexión sobre la construcción del carácter de cada uno de ellos para enfrentarse a la sociedad.
No se perdió el objetivo principal, convocarlos para que la lectura se convirtiera en un factor esencial en sus vidas, siendo el teatro la excusa, la estrategia, el medio, el método y el instrumento. Creemos que ese propósito se cumplió, que las niñas y niños leen ahora con placer, que graban en sus mentes las palabras que les dicen algo, aprendieron como es ser otro, a diferenciar el tono tierno, el calmado, el del enojo, el del grito, el de la rabia, el de la ironía, el de la bondad y el del amor.
Todos somos mejores por habernos conocido y compartido momentos de reflexión por medio de un texto que no tenía nada que ver con la vida particular de cada uno de ellos, pero que hace parte de ese imaginario maravilloso que se desprende de la invención de un tercero: la escritora.
Es importante dar un reconocimiento a todos aquellos que hicieron parte del equipo de trabajo, cada uno aportó elementos para alcanzar los logros planteados, a Ana María Giraldo por su entrega como actriz, a Sara Sánchez por su cordialidad, a Ana María Arboleda por su buena disposición, a Maya Valencia por asumir este compromiso como parte de su vida más allá de lo laboral, a Juliet Melissa Rodas por su creatividad para resolver la austeridad de materiales y a Charlie Castro por la gran empatía alcanzada con los chicos, cada uno brindó mucho más para hacer de la lectura una posibilidad en la formación del carácter.
Las palabras llenaron de alegría a estos pequeños que se dejaron tocar por el fantástico arte de leer.
Por: Nelson Fredy Pérez Galeano, Promotor de Lectura de la Biblioteca Héctor González Mejía y la Casa de la Lectura Infantil