Durante la primera década del siglo XX el cine y la reproducción de materiales audiovisuales como forma de entretenimiento para los habitantes de la ciudad de Medellín, era una actividad que se encontraba en manos de algunos emprendedores de la industria cinematográfica y era una práctica de segundo orden que acompañaba otros espectáculos que se realizaban en lugares como el Circo Teatro España o encuentros y charlas que se hacían en colegios como el San Ignacio.
A partir de 1912 hacen su aparición los hermanos Di Doménico, quienes destacan por sus habilidades, contactos, trayectoria y capacidad para promocionar las películas y adecuar los espacios para su proyección, contribuyendo a la formación de públicos para el cine. Sicla, Sociedad Industrial Cinematográfica Latinoamericana, empresa de los Di Doménico, se convirtió en una de las empresas más rentables y competitivas del negocio del espectáculo, hasta que fue comprada por Cine Colombia en 1927.
Cine Colombia fue creada el 28 de mayo de 1927 en Medellín, por los empresarios Gabriel Ángel y Roberto Vélez, su objetivo era controlar y monopolizar el negocio de la exhibición de películas. Es importante mencionar la poca experiencia que estos tenían en la industria cinematográfica y por esta razón se alimentaron y aprovecharon de los conocimientos que otros empresarios de la época, tenían sobre el cine. Un ejemplo de esto es la vinculación de Jorge Isaza quién fue gerente de la compañía por mucho tiempo. Isaza tenía experiencia en el negocio del espectáculo y la exhibición cinematográfica ya que fue programador para los hermanos Di Doménico y trabajó de acomodador en el Circo España.[1]
La nueva empresa adquiere equipos, cámaras, teatros y películas, derechos de distribución que eran parte de la red de exhibición cinematográfica de los hermanos Di Doménico. En pocas palabras, lo que compra Cine Colombia es la infraestructura para proyectar cine de manera exitosa en la ciudad de Medellín[2]. Las películas que le gustaban al público, las salas, los horarios de reproducción, los sitios para la proyección, la forma de promocionar los estrenos y la censura, eran aspectos que en su momento controlaban personas como los hermanos Di Doménico, y que terminarían bajo el control de la naciente compañía.
Esta compra tuvo dos consecuencias, la primera fue la eliminación de la competencia directa del monopolio del negocio de la distribución; la segunda, es que perjudica directamente la producción de películas nacionales realizadas en Medellín, proceso en el que habían participado la empresa de los Di Doménico:
“La empresa Cine Colombia no compró la compañía de los Di Doménico con un fin de producción cinematográfica. Al contrario, decidieron eliminar los pequeños brotes de un incipiente cine, eliminando toda posibilidad de competencia al establecer un monopolio contundente en el sector cinematográfico. Cine Colombia se dedicó a distribuir y exhibir únicamente películas extranjeras y, junto con el auge del cine norteamericano, plagaron las salas existentes con material proveniente de Estados Unidos.”[3]
Pero no todo fue fácil para Cine Colombia, ya que cuando se creó la empresa había pasado menos de un año desde que se proyecta la que es considerada la primera película de cine sonoro de la historia, Don Juan (1926). Este acontecimiento llevó a que la estructura tanto de producción como de exhibición de películas cambiara, además de obligar a las compañías como Cine Colombia a cambiar la tecnología que usaban para la proyección de películas:
“La compañía tuvo que hacer grandes inversiones y aprender sobre el nuevo negocio que nacía: el cine sonoro, que no solamente incluía el sonido como novedad, sino que exigía también una sociedad espectadora diferente, renovada. Cine Colombia entendió esto y empezó a crear teatros de barrio, consolidó sus negocios con las distribuidoras norteamericanas (que con el cine sonoro se apropiaron definitivamente del mercado del cine), y empezó a traer cine mexicano y argentino que no exigía subtítulos ni interludios para ser comprendido.”[4]
La primera proyección de una película sonora en Medellín se realizó el 9 de enero de 1930 en el Teatro Junín, la película presentada fue La marcha nupcial (1928) de la productora Paramount.
Este es un breve acercamiento a los inicios del cine como empresa en la ciudad de Medellín, sobre todo del nacimiento de la compañía Cine Colombia, la cual continúa siendo una compañía cinematográfica vigente no solo a nivel local sino nacional. A esta se han ido sumando otras como Procinal, Cinamark, Royal Films, Cineland, entre otras salas de proyección.

Fotografía tomada del archivo digital Biblioteca Pública Piloto. Autor: Francisco Mejía, título: Cine Colombia.
[1] Germán Franco Díez, Mirando solo a la tierra. Cine y sociedad espectadora en Medellín (1900 – 1930). Bogotá. Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2013. P. 138.
[2] Germán Franco Díez, Mirando solo a la tierra…P. 138.
[3] Natalia Tavera Daza, Imágenes fragmentadas: un estudio sobre el cine silente y la construcción de representaciones sociales en Colombia (1922-1928). UPB, Facultad de Ciencias sociales. https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/14319/TaveraDazaNatalia2012.pdf?sequence=1&isAllowed=y p. 71.
[4] Germán Franco Díez, Mirando solo a la tierra… p. 139.