El cine y la memoria se relacionan directamente en la manera en la que el cine es considerado una herramienta para la reconstrucción y la reinterpretación del pasado donde se mezclan y entretejen nuestra visión del mundo, conocimientos y experiencias con las imágenes que obtenemos y percibimos en distintas producciones audiovisuales, y que asimilamos como nuestras para la construcción de relatos sobre determinados temas. Además, el cine se convierte en un dispositivo de memoria con carga política, social y cultural de acuerdo con la aceptación y reacciones que sus temáticas producen en los públicos. Las distintas producciones generan sentimientos de aceptación o rechazo según su contexto de producción. Además, el cine como dispositivo o herramienta para la construcción de memoria nos permite identificar los silencios, olvidos y reivindicaciones sociales en determinados momentos históricos.
A través del tiempo las producciones cinematográficas han abordado la memoria desde distintos aspectos. “Algunos de estos reflexionan sobre las formas individuales del recuerdo, los mecanismos a través de los cuales los seres humanos atesoramos imágenes y sonidos, aunque también olores y sensaciones, en nuestra memoria. Un número mayor de películas, producidas en distintas épocas y lugares, lo hace sobre la memoria como construcción social, ya sea proponiendo representaciones de ciertos acontecimientos de la historia, desde la ficción o el documental, ya sea reflexionando sobre las formas en que se construyen estas memorias a partir de las historias particulares de los sujetos que las viven o las vivieron.”[1]
Algunas de las características, sobre las que hacemos énfasis, que comparten el cine y la memoria son: las dos tienen como soporte la imagen y el sonido como elementos que detonan y contienen sentimientos; otro aspecto es el carácter temporal de ambos, es el presente quién define su relación con el tiempo, el recuerdo de lo que en algún momento fue el presente es lo que conforma la memoria individual y colectiva. El cine se convierte en documento para la historia por las imágenes, memorias y relación que tiene con su contexto (tiempo y espacio) de producción; por último, tenemos el relato como base para la construcción de la narrativa, la memoria se nutre de relatos y de memorias individuales para la construcción de memoria colectiva, y el cine, se alimenta de recursos literarios y narrativos para la construcción de guiones que son la base de sus producciones.
Para nuestro caso identificamos dos usos de la memoria en las producciones cinematográficas. La primera es el uso de la memoria y el recuerdo individual como parte de la narrativa y la historia de las películas. La segunda es la relación de los acontecimientos históricos y la memoria colectiva como fuentes para la realización audiovisual.
No haremos énfasis en la relación entre el uso de la memoria y el recuerdo como parte de la narrativa del cine, solo nombraremos algunas películas que usan este recurso para contar su historia, como Memento, Eterno Resplandor de una mente sin recuerdos, Big Fish y Forrest Gump, esta última hace uso de los recuerdos personales del protagonista para hacer un breve recuento de varios acontecimientos históricos que produjeron alguna transformación social, política y cultural en Estados Unidos, la vida del personaje transcurre en medio de este contexto.
La historia y la memoria colectiva como fuente para la producción cinematográfica es la relación que nos interesa en dos aspectos. Primero por la capacidad del cine para hacer uso de los acontecimientos históricos como temática o como telón de fondo donde ocurren los acontecimientos. Segundo, el cine como herramienta que permita la construcción de memoria y un relato colectivo.
Para entender lo anterior hay que comprender como el cine se relaciona con la historia y el uso y la utilidad de este para la comprensión de procesos históricos, así como, para la generación de memorias colectivas sobre dichos procesos. El cine se relaciona con la historia de varias maneras: el uso del cine como fuente de la historia; las películas como relato histórico; el cine como agente de la historia; y el cine como vector de memoria.[2]
El cine como fuente de la historia: es el uso que la historia hace de la imagen en movimiento, muchas de están son imágenes en crudo, videos que sirven como archivo y que muestran varios acontecimientos. También se puede relacionar las películas como fuentes para la historia, lo que nos muestra de su contexto de producción.
El cine como relato histórico: intenta contar la historia en imágenes, evocan un periodo o acontecimientos histórico, reconstruye con más o menos rigor y basándose en fuentes, algunos aspectos de la historia.
El cine como agente de la historia: es el cine que interviene en procesos sociales, que interactúa con la sociedad, es una herramienta ideológica y genera ideas sobre los procesos históricos, un ejemplo de esto es el cine de propaganda política que es pensado con la intención de generar una reacción determinada. “El cine como agente histórico logra frecuentemente (y con mayor sutileza) generar distintas ideas sobre los procesos históricos, operar al nivel de las mentalidades, ser una herramienta ideológica, donde puede ayudar tanto a establecer algún proyecto político, como imponer distintas pautas de consumo.”[3]
El cine como vector de memoria: es el cine como herramienta para la construcción de la memoria colectiva, es importante decir que en este caso el cine adquiere una connotación de reivindicación política, social y cultural. “En el proceso de la construcción de la memoria colectiva sobre un hecho, las películas cumplen, sobre todo en nuestra época, un papel fundamental. Podemos decir que hasta llegan a reemplazar los recuerdos y vivencias directas que tenemos sobre los distintos acontecimientos; éstos quedan sobreimpresos por las imágenes de aquellas películas significativas que le dieron un molde a nuestras propias imágenes del pasado. Filmes que terminaron por enseñarles a las nuevas generaciones las formas posibles, muchas veces predominantes, de pensar un hecho.”[4]
Estas son algunas de las características que relacionan al cine con la memoria y la historia, es a partir de estas que se pueden analizar distintas producciones cinematográficas y su relación con el contexto de producción, con sus temáticas y con su intención discursiva asociada a la memoria colectiva.
Algunas de las producciones que proponen el debate y la construcción colectiva de un discurso y la memoria colectiva son la producción argentina “La hora de los Hornos”, de Fernando Solanas y Octavio Getino, la trilogía que “La batalla de Chile” de Patricio Guzmán que nos muestra los acontecimientos antes, durante y después del golpe de Estado en contra del gobierno de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973. A nivel nacional se destacan las producciones de Marta Rodríguez en las que refleja la desigual económica y social del país, con su producción “La Sinfónica de los Andes” (2020) reconstruye la memoria colectiva sobre la violencia y el conflicto armado que ha sufrido la población del Cauca. En esa misma línea de la reconstrucción de la memoria sobre el conflicto armado en Colombia se encuentran los documentales realizados por el Centro Nacional de Memoria Histórica.

Imagen tomada de Filmaffinity
[1]Cine y memoria: Narrativas audiovisuales sobre el pasado. compilado por Tamara Liponetzky; Ximena Triquell. Universidad Nacional de Córdoba. 2018 p.11.https://rdu.unc.edu.ar/bitstream/handle/11086/8877/CINE%20Y%20MEMORIA%20FINAL%20FINAL.pdf?sequence=1&isAllowed=y p.11.
[2] Educación y memoria. http://www.comisionporlamemoria.org/archivos/educacion/educacion-y-memoria/10.pdf p.2.
[3] Educación y memoria. http://www.comisionporlamemoria.org/archivos/educacion/educacion-y-memoria/10.pdf p. 3.
[4] Educación y memoria. http://www.comisionporlamemoria.org/archivos/educacion/educacion-y-memoria/10.pdf p. 3.