Carecemos de espacios pero no de ganas, por eso desde la matera más pequeña, hasta el cajón de checheres, nos sirven; la pared, el esquinero, la llanta sin uso y la botella plástica. Donde quepa un poquito de tierra, de agua, de abono, allí plantamos una semilla y cosechamos un rábano.
¡Las ganas nos ganan!
Los sábados cada quince días a las 8:00 de la mañana, allí estamos en nuestra huerta vertical con flores, semillas y sudores. Los esperamos!!!


