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Aquella noche de Julio había terminado un cuento de Allan Poe, era un cuento que leía muy comúnmente porque lo conectaba con ciertos momentos de su pasado, siempre había sido una vez de expedición para Él encontrar algo nuevo en este “Corazón delator”; esta vez había encontrado una historia distinta, una que le decía intenta narrar el destino, sino, seguirá haciendo ruido lo que te rodea, ahí surgió la idea de hablarle a alguien a quien le había tomado aprecio en la distancia, sin saber siquiera quién sería. En un momento del día siguiente, simplemente menciona «Hola, pregunta seria ¿Aceptarías ir a tomar un café o un té o simplemente a hablar un ratito?», esto conllevó una espera larguísima en para Él, más porque fue una respuesta que hasta hoy, genera todo tipo de emociones. Hay algo particular, su primer día hablando y estuvieron como si se conocieran desde siempre, como si el gusto fuera infinito.

Un par de días después, se vieron, basta describir que Él sintió como si la escala 10 de Ritchter sucedió, como si dentro suyo toda su alma encontró una cobija o simplemente, respondió a algo y es que había una sonrisa sensata que le recibió la suya ¿quién sabe? La respuesta siempre está en la imaginación o en el horizonte, a donde decidieron caminar en ese momento; fue una tarde que duró como diez tardes y a la vez estuvo corta, cabe destacar algo muy puntual, al despedirse surgió esa sensación de no querer separarse, una que según nos cuenta se ha mantenido en cada encuentro…mientras iba de camino a casa, pensativo, hubo unas palabras que retumbaron en su cabeza, las intentó colocar alguna vez pero no había podido, hoy me las tararea, como puede recordar, sin pensar en lo que queda atrás, así «En un momento táctico, él sujetó su mirada y ante el crisol de mil estrellas testigos, profundamente tomó su mano y en su mano su alma, sin afanes ni expectativas se embriagó en su sonrisa tímida e inclemente, le ofreció sus defectos y como un pacto sacro le entregó su humanidad, Ella no sabía de esto, solo le dijo su nombre, y sin darse cuenta, solo sintió ese abrazo tan franco, tan fuerte. Este era un contrato de los secretos, que se sellaba cada noche, cada vez que se encontraban, cada vez que se extrañaban, cada vez que recordaban que el mañana nunca era importante».

Escrito compartido por Autor Anónimo que cedió derechos de Autor.

Imagen tomada de: Figure 2f from: Irimia R, Gottschling M (2016) Taxonomic revision of Rochefortia Sw. (Ehretiaceae, Boraginales). Biodiversity Data Journal 4: e7720. https://doi.org/10.3897/BDJ.4.e7720. (n.d.). doi: 10.3897/bdj.4.e7720.figure2f