Querido amigo, querida amiga:

Hace ya dos meses que estamos en tu casa, ocupando una habitación que resulta pequeña comparada con todo el espacio que habitas. Aunque aún no nos conocemos muy bien, queremos hablarte, decirte cómo nos sentimos, qué pensamos y qué esperamos de nuestra estadía. No queremos ser inoportunos, molestos y muchos menos invisibles para ti, por eso te dirigimos estas palabras con mucha sinceridad, esperando que sean respondidas de alguna forma.

Resulta que días antes de avisarte que estábamos aquí instalados, estuvimos de un extremo a otro organizando nuestros tesoros, todo lo que somos y lo que tenemos para compartirte lo metimos en la habitación que nos prestaste. Libros, mesas, pendones, computadores… ¡nos entusiasmamos tanto que pusimos dibujitos de nubes y libros voladores en las paredes! De verdad atendimos los detalles. Estábamos nerviosos y preocupados por la primera impresión que tendrías de nosotros, ¿y si no te gustaba como decorábamos la habitación que amablemente nos cediste? Tal vez no volverías a entrar, o tal vez desearías que nos fuéramos, y bueno, no queremos irnos. Desde que vimos tu casa y conocimos nuestra habitación, un pedacito de nuestro corazón se quedó ahí.

El día que abrimos la puerta de nuestro cuarto será inolvidable para nosotros. Al entrar, sonreías y mirabas todo con curiosidad, luego vinieron las preguntas sobre nosotros, sobre quiénes éramos y sobre lo que hacíamos allí. Pudimos escucharnos, hablar y mirarnos a los ojos, y nos descubrimos amables, nos descubrimos iguales.

 

Desde aquel día, con más fervor que antes, deseamos quedarnos para conocerte más y entregarnos más a ti. ¡Cada visita tuya es tan hermosa! Ahora te escuchamos leer y reír, te vemos caminar por el espacio y sospechamos que sientes que todo lo que trajimos es para ti. Es así, todo en esta habitación es tuyo. Para que te olvides de tus problemas, para que te escondas del mundo entre las páginas de un buen libro, para que aprendas todo lo que quieras aprender. No nos importa qué edad tengas, confiamos en ti y en tus pasiones, y sabemos que puedes convertirte en tu sueño. Estamos aquí para ti, para ayudarte a dar respuesta a una pregunta o para escucharte en tu alegría o tu dolor. También estamos aquí para caminar, para bailar, para cantar, para comer, para compartir la vida.

Nos sentimos muy bien en tu casa, pensamos que tu hogar es bellísimo y acogedor y esperamos ser para ti lo que necesitas de nosotros. Solamente, no nos abandones. Si no vienes, estar en Altavista no tiene sentido.

 

Con amor y gratitud,

Equipo de trabajo Biblioteca Pública Altavista.